sábado, 15 de octubre de 2011

La música y yo


Cierro los ojos, inconscientemente pulso el play y dejo que la música poco a poco inunde mis sentidos, aún no sé que canción es, pero me da igual, sé que es buena. Acaricio el borde del reproductor, subo el volumen, los cascos en mi cabeza, siento su peso y me siento segura, cálida, acompañada. Me gusta tanto sentir el ritmo de cada canción que pierdo la noción del tiempo.
Y las canciones van pasando una a una, y la lista se termina, la primera canción vuelve a sonar y de nuevo es como si no la hubiese escuchado nunca. Una lágrima solitaria camina por mi mejilla, sonrío de medio lado. No estoy triste, es solo que hay letras tan profundas, tan buenas, que hacen que lo tenga que demostrar de alguna forma.
La piel se me pone de punta, de nuevo esa canción que me hace estremecer. Aún no sé por qué, tal vez porque me recuerda demasiado a ti, tal vez porque es tan real que no puedo evitar pensar que eso le pudo pasar a cualquiera. Que nos puede pasar a ti y a mí.
Cuando la música suena todo se calla, y da igual que griten o que aporreen la puerta de mi habitación, porque hasta que no termine la canción no hay nada más en el mundo. Cascos, cable, ipod... tres cosas que hacen que todo un mundo se reduzca a unos centímetros de tecnología y yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario